TODOS LOS Fragmentos

FRAGMENTOS

domingo, 27 de marzo de 2011

Singularidades, de Jorge Korzan

Interesante artículo sobre las 4 singularidades o puntos de inflexión a los que probablemente deba enfrentarse la Humanidad: Singularidad tecnológica, Singularidad Humana, AntiSingularidad y Singularidad del Pensamiento.


SINGULARIDADES

JORGE KORZAN


El término Singularidad Tecnológica, o Singularidad a secas, se hizo conocido en la ciencia ficción de la mano de Vernor Vinge en el año 1984. De entonces a hoy, su difusión ha crecido y su definición ampliado, siendo referencia no solo para autores y lectores de CF, sino para corrientes filosóficas como el Futurismo y Transhumanismo.

Todavía son grupos minoritarios, pero esto parece a punto de cambiar.

Otros autores propagan el concepto hacia el gran público, para quien lo tecnológico hoy es la gran moda. Puede pensarse que el entorno general está casi preparado para que el tema se popularice. Para los fans de la Singularidad, incluso todo esto es prueba de que el momento está llegando.

Pero ¿a qué se refieren en concreto con Singularidad? ¿En qué nos puede afectar? ¿Es algo para el futuro o nos tocará a nosotros? ¿Es una o son varias?


La Singularidad Tecnológica

En matemáticas, groseramente hablando, tenemos una singularidad cuando una función converge hacia valores infinitos, como es el caso de las funciones exponenciales o hiperbólicas. Para los físicos que estudian los agujeros negros, una singularidad gravitacional es un punto o estado donde las funciones matemáticas que lo describen también tienden a infinito, al grado en que no se puede determinar ni predecir su estado a futuro, porque las propias reglas y leyes de la física dejan de ser válidas.

Para Vernor Vinge, lo que conocemos como desarrollo tecnológico sigue una curva de tipo exponencial. En particular si observamos al desarrollo de la electrónica, la computación y las tecnologías de manejo de información. Cada uno de estos campos influye sobre el otro de forma tal que su desarrollo se realimenta, con lo que el ritmo de crecimiento aumenta y esto se manifiesta con más pendiente en la curva: la proyección tiende a infinito.

Además, como estamos hablando de tecnología, que es algo que afecta cada actividad de la vida y cultura humanas de maneras que no solo las potencian sino que también las modifican, imaginar una “tecnología infinita” implica una indeterminación. No se puede definir ese estado y mucho menos lo que vendrá después. Por esta razón, en analogía con los casos de matemática y física dados más arriba, a este punto o momento se lo conoce como Singularidad Tecnológica.

Raymond Kurzweil profundiza más en esta idea y señala que los incrementos de desarrollo tecnológico pueden considerarse como incremento de la inteligencia. Cada día incrementamos nuestra información, cada día la procesamos más velozmente, cada día la hacemos circular más. Todos esos procesos influyen y disparan desarrollos que antes eran impensados, desarrollos que magnifican y potencian a su vez todo el proceso, pero por sobre todo lo aceleran.

(...)


Para leer el artículo completo: Revista PROXIMA nro.9 - pag 45



viernes, 25 de marzo de 2011

Ella vendrá de nuevo, de Yoss

Otro cuento de este gran escritor cubano, ganador del UPC 2010: Formas de vida desconocidas y los riesgos de querer saber demasiado.



ELLA VENDRÁ DE NUEVO

YOSS

No todo es lo que parece ser a lo lejos.

Buda

Ahora que la lluvia ácida borró los rastros ustedes me miran y me dicen que estoy loco. ¡Pero no les diré dónde están sus restos! Ella vendrá de nuevo, lo sé y la estaré esperando.

Por eso les contaré todo, aunque esta absurda camisa de fuerza me esté cortando la piel. Ustedes tienen que creerme, tienen que dejarme libre para cuando ella regrese... y de todas formas no tengo nada que esconder; siempre he creído que sacar al viento los recuerdos alivia el alma.

Era una mañana negra, de esas en que la lluvia amenaza a cada instante con caer y el cielo parece la sombra de una amena aurora, apenas. Un día de los más tristes del año, aunque el parte meteorológico no incluya ese aspecto, nunca he sabido por qué. Pero yo tenía que trabajar.

Mis botas hollaban los más antiguos estratos de basura, los del siglo pasado seguramente, y los moradores de los detritus saltaban para no ser aplastados; entonces los capturaba. Mi labor consiste precisamente en eso: analizar los muladares buscando mutantes que aún no sabemos producir en el laboratorio. Casi siempre encontramos alguna variedad útil. Pero supongo que todo eso esté en mi historia clínica, por eso el sello de «Alto Peligro Laboral». Sí, es mejor que cuente ya cómo la vi. Como si lo estuviese viendo ahora... Me orienté con la brújula, porque el helicóptero me recogería en un punto determinado, y si no estaba allí a la hora acordada, tendría que vagar semanas entre los montes de desechos. Más de uno ha perecido al agotársele su provisión de aire y tener que respirar las miasmas sulfúricas de los detritus. Entonces vi saltar delante de mí a un mutante bastante grande, una forma espiralada de molusco gasterópodo, que se alejó usando su cuerpo como un muelle. Y cuando traté de capturarlo, la vi a ella.

(...)


Para leer el cuento completo: Revista PROXIMA nro.9 - pag 4


domingo, 20 de marzo de 2011

1957, de Alejandro Alonso

Un gran cuento policial ambientado en una Argentina paralela donde la tecnología ha tomado un camino completamente distinto al que conocemos.


1957

ALEJANDRO ALONSO



Un relámpago, otro. El inspector Severino Gómez percibe una postal estroboscópica de claroscuros lunares. Ni siquiera hay sangre, como si también el muerto le mezquinara color al cuadro.

Las cortinas del departamento de Ingeniería de la Siemens están cerradas, así las encontraron. El perito fotográfico indica que ha terminado por el momento, y alguien las descorre para que la luz pase. Por el ventanal se ve el paredón perimetral de la fábrica. Gómez asiente, se masajea los párpados. El cerebro asume que las cosas tienen matices. El café surte efecto.

Lo habían mandado a llamar, a pesar del franco. El principal Benítez sabía dónde encontrarlo: en la cama de la Colorada. Era el único sitio donde el inspector Gómez podía dormir en paz. No tenía mujer que lo esperara, ya no. Clarita había fallecido el año anterior por complicaciones del parto. El bebé había nacido muerto. Y la casita de la calle San Lorenzo se lo recriminaba, con esa mirada perruna que tienen las casas, como si necesitara olfatear los cuerpos para darles la despedida.

(...)


Para leer el cuento completo: Revista PROXIMA nro.9 - pag 16